Fue en ese momento cuando sus padres lo llevaron al médico y le detectaron la infección en el pulmón. Los galenos no dieron importancia a la falta de sensación de tener hambre y sed del adolescente y pensaron que tales sensaciones volverían sin más. Pero pasó el tiempo y eso no ocurrió.
Desde aquel día, los progenitores de Landon se pasan el día recordando a su hijo que tiene que comer para no desfallecer. "Come algo, da un bocado a ese bocadillo, da un sorbo de agua", le repiten hasta la saciedad. Y es que el cuerpo de Landon sigue sin avisarle de que debe ingerir comida y líquidos para seguir viviendo.
La familia, desesperada, ha llevado al joven a una infinidad de médicos para intentar encontrar la solución al problema. Pero todo ha sido en vano. Incluso se han arruinado de tantas visitas médicas que han tenido que sufragar.
Landon ha perdido ya casi 20 kilos desde el pasado octubre y los médicos temen que pudiera padecer una enfermedad extremadamente rara y todavía desconocida. El joven afirma que se siente bien, pero sus padres están muy preocupados ya que Landon se pasa la mayoría de las horas tumbado en la cama fruto del cansancio.
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