Según los resultados publicados en la revista Pathophysiology, las personas que llevan más de 25 años utilizando teléfonos móviles o inalámbricos tienen el triple de riesgo de desarrollar algunos tipos de tumores cerebrales como el glioma, en comparación con quienes los usan desde hace menos tiempo.
Los investigadores del Hospital Universitario de Orebro (Suecia) han constatado que las probabilidades de desarrollar estos tumores, uno de los que presentan más mortalidad, aumenta después de un año de uso, e incluso con solo algunas horas de conversación.
En el estudio se incluyeron a un total de 1.380 pacientes con tumores cerebrales malignos para comparar su uso de teléfonos móviles con el de personas sanas. En total, vieron que las personas que decían usar estos dispositivos desde hace 20 a 25 años eran casi dos veces más propensos a ser diagnosticados con este tipo de cáncer, el glioma, que quienes los usaban desde hacía menos tiempo, e incluso se triplicaba si llevaban más de 25 años con un teléfono móvil. Sin embargo, no se observó una asociación similar con otros tumores cerebrales malignos.
Este hallazgo contrasta con el estudio 'Interphone', publicado en 2010 por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer y financiado en parte por las compañías de telefonía móvil, que no halló pruebas sólidas de que el móvil aumentara el riesgo de tumores cerebrales. Además, advertían de que aunque se duplicaran o triplicaran las probabilidades de desarrollar estos tumores, que afectan actualmente a cinco de cada 100.000 europeos (0,005%), la tasa seguiría siendo baja.
Este hallazgo contrasta con el estudio 'Interphone', publicado en 2010 por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer y financiado en parte por las compañías de telefonía móvil, que no halló pruebas sólidas de que el móvil aumentara el riesgo de tumores cerebrales. Además, advertían de que aunque se duplicaran o triplicaran las probabilidades de desarrollar estos tumores, que afectan actualmente a cinco de cada 100.000 europeos (0,005%), la tasa seguiría siendo baja.
Pese a todo, Lennart Hardell, uno de los autores de este trabajo, cree que los datos son "insuficientes" para hacer recomendaciones formales, ya que no es una relación que pueda considerarse probada como ha sucedido con el tabaquismo y el cáncer de pulmón.
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