El hikikomori, término empleado en la literatura científica por primera vez en 1986, es un síndrome psicopatológico y sociológico que sufren personas que se retiran completamente de la sociedad durante al menos seis meses, recluyéndose en su casa para evitar cualquier compromiso social que no sea virtual. Inicialmente, se creía que estaba vinculado únicamente a la cultura nipona pero se han detectado casos en otros países como Omán, Italia, España, India, Estados Unidos y Corea.
Los autores advierten que se trata de un problema subestimado en España hasta ahora por la dificultad para acceder a estas personas y por la falta de equipos de atención especializada a domicilio.
Sin embargo, la creación en Barcelona de un servicio de atención domiciliaria para personas con trastornos mentales graves, "ha permitido sacar a la luz la verdadera dimensión de este síndrome".
Un estudio sobre este trastorno elaborado por el Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona recoge 164 casos en toda España.
El 73,8% eran jóvenes de sexo masculino con una edad media de 36 años, mientras que las mujeres tenían una edad media superior, de 51 años. La mayoría vivían con la familia y la mitad tenían estudios superiores.
Un 39,3% de estos pacientes ya había requerido un ingreso hospitalario para atención psiquiátrica y que casi un 60% de los casos tenía una historia psiquiátrica de hikikomori en la familia, con un 44,4% en parientes de primer grado.
El estudio resalta el papel que desempeñan las familias de los enfermos no solo en la detección del problema sino como uno de los aspectos que puede favorecer el aislamiento. La falta de habilidades en la resolución de problemas, las relaciones inapropiadas con el enfermo y la incapacidad para cambiarlas por miedo a que los síntomas se agraven o el enfermo reacciones de forma violenta favorecen el hikikomori. Además, en algunos casos las madres de algunos enfermos padecían ansiedad y trastornos afectivos, y los padres, trastornos psicóticos y consumo de drogas.
Los autores advierten que se trata de un problema subestimado en España hasta ahora por la dificultad para acceder a estas personas y por la falta de equipos de atención especializada a domicilio.
Sin embargo, la creación en Barcelona de un servicio de atención domiciliaria para personas con trastornos mentales graves, "ha permitido sacar a la luz la verdadera dimensión de este síndrome".
Un estudio sobre este trastorno elaborado por el Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona recoge 164 casos en toda España.
El 73,8% eran jóvenes de sexo masculino con una edad media de 36 años, mientras que las mujeres tenían una edad media superior, de 51 años. La mayoría vivían con la familia y la mitad tenían estudios superiores.
Un 39,3% de estos pacientes ya había requerido un ingreso hospitalario para atención psiquiátrica y que casi un 60% de los casos tenía una historia psiquiátrica de hikikomori en la familia, con un 44,4% en parientes de primer grado.
El estudio resalta el papel que desempeñan las familias de los enfermos no solo en la detección del problema sino como uno de los aspectos que puede favorecer el aislamiento. La falta de habilidades en la resolución de problemas, las relaciones inapropiadas con el enfermo y la incapacidad para cambiarlas por miedo a que los síntomas se agraven o el enfermo reacciones de forma violenta favorecen el hikikomori. Además, en algunos casos las madres de algunos enfermos padecían ansiedad y trastornos afectivos, y los padres, trastornos psicóticos y consumo de drogas.
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