domingo, 22 de febrero de 2015
La mejor manera de conquistar a tu pareja, según la Ciencia
Más que un ambiente tranquilo,el mejor escenario para el amor son las situaciones que elevan la adrenalina. Un par de experimentos lo han demostrado.
El primero se llevó a cabo en los años setenta en un ingenioso experimento que llevaron a cabo en Canadá los psicólogos Donald Dutton y Art Aron. El escenario elegido para probar que es más fácil enamorarse en situaciones de riesgo fue un puente. O mejor dicho, dos muy diferentes que cruzan el cañón del río Capilano, en Canadá. Uno de los puentes es sólido, ancho y de poca altura. El otro, una de las atracciones más célebres entre quienes visitan Vancouver, un viejo puente colgante de madera, de 150 metros de largo y unos noventa de ancho, que se tambalea a 70 metros de altura sobre las escarpadas rocas del cañón en cuyo fondo discurre el río. Se pidió a varios voluntarios que cruzaran uno de esos puentes. A mitad de camino los interceptaba una encuestadora, que les pedía que respondieran a unas preguntas para un trabajo de su Universidad. Terminado el cuestionario, les daba su teléfono y les decía que podían llamarla si necesitaban alguna «aclaración adicional». Nueve de los treinta y dos participantes que eligieron el inestable puente colgante se sintieron lo suficientemente atraídos por la entrevistadora para llamar. Mientras que de los que cruzaron el puente menos impresionante, sólo dos sintieron la necesidad de retomar el contacto.
El otro experimento es aún más curioso. Con una década de diferencia demostró que la alteración de la respiración y el latido cardiaco provocada por dos minutos de carrera (la adrenalina de nuevo) hacía que un grupo de hombres vieran más atractiva a una mujer en un vídeo. Sin embargo, los que corrieron solo quince segundos fueron más ponderados en juzgar el atractivo.
Este comportamiento se denomina atribución errónea de la activación o excitación (arousal) y hace referencia al error que cometemos al identificar la causa de lo que sentimos. En el caso de los voluntarios que cruzaron el puente, la adrenalina estaba alta por la sensación que producía estar a 150 sobre el suelo en una estructura de madera tambaleante. Eso provocaba probablemente latidos cardiacos y respiración acelerada y tal vez cierta debilidad en las piernas. Esas manifestaciones externas del miedo son prácticamente idénticas a las que sentimos cuando alguien que nos resulta atractivo se acerca.
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