Los expertos Guillermo Fouce, doctor en psicología de la universidad Carlos III de Madrid y Patricia Ramírez, psicóloga de salud y deporte ayudan a entender qué personalidades se esconden detrás de la brutalidad de estos actos. "Lo que causa la violencia es una falsa creencia de cómo defender a tu equipo", afirma la psicóloga.
Esta dinámica de grupo, en torno a la falsa creencia de que un equipo de fútbol necesita ser defendido con brutalidad, contamina y anula las individualidades y crea una voluntad común, fácil de seguir sin hacerse preguntas, pero con consecuencias individuales. "Se animan y retan los unos a los otros hasta llegar a hacer cosas que no se atreverían a hacer solos", remarca el doctor Fouce. Ello genera una espiral de violencia que puede partir de: - La necesidad de contrarrestar con agresividad su inseguridad o sus frustraciones.
- Problemas de autocontrol que impiden al cerebro activar los mecanismos que diferencian entre lo que se desea y lo que se debe hacer.
- Una carencia en el sistema de valores y una confusión entre lo que está mal y está bien. - Trastornos antisociales de la personalidad.
La búsqueda de venganza o la defensa de unos supuestos ideales se relaciona con la intención, por parte del aficionado radical, de ser aceptado en un grupo y, tras conseguirlo, de alcanzar el mayor poder posible dentro de él. "El colectivo reparte beneficios entre los más violentos, de tal manera que el que muestra mayor violencia, tiene status mayor", añade el doctor Fouce.
La búsqueda de venganza o la defensa de unos supuestos ideales se relaciona con la intención, por parte del aficionado radical, de ser aceptado en un grupo y, tras conseguirlo, de alcanzar el mayor poder posible dentro de él. "El colectivo reparte beneficios entre los más violentos, de tal manera que el que muestra mayor violencia, tiene status mayor", añade el doctor Fouce.
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